La parte permanentemente congelada del planeta denominada Criósfera, ocupa alrededor de la sexta parte de la Tierra y pese a los avances tecnológicos de los últimos siglos, varios lugares de ella se encuentran subexplotados e incluso desconocidos.
Una de las dificultades para lograr la conquista de la Criósfera ya sea por parte de los Estados y de los privados, es el clima en extremo riguroso que no permite asentamientos humanos permanentes con un adecuado nivel de infraestructura y equipamiento. Ante ello, la forma de ocupación frecuente es a través de bases y/o campamentos los cuales debido a su precariedad de servicios, no permite una satisfactoria permanencia en los asentamientos humanos por parte de sus ocupantes.
Tal precariedad tiene su génesis en la dependencia de las metrópolis o de los centros urbanos más cercanos, los cuales son los que suministran los insumos vitales: alimentos. Esta dependencia genera dos problemas: 1) riesgo de corte de los suministros debido a condiciones naturales o políticas, 2) oligodiversificación de quehaceres en el mismo asentamiento humano.
Por lo tanto, si los asentamientos humanos emplazados en la Criósfera fueran capaces de prescindir de los alimentos desde el exterior, sobre ellos no se presentaría la amenaza de cesación del flujo como también se le daría ocupación a los habitantes al preocuparse a diario de sus insumos vitales. Así, lograr asentamientos humanos autosuficientes en cuanto a alimentos no sólo aumentaran la imprescindible autopoyesis de ellos; sino que además provocarán otros tres impactos notables:
- Geopolítico: Considerando que varias regiones de la Criósfera son disputadas por diversos Estados, siendo un ejemplo el caso chileno donde existe discusión por Campos de Hielo Sur y una reclamación en la Antártica, la autarquía alimentaria reforzará los argumentos de soberanía.
- Científico: El planeta Tierra ha enfrentado periodos de glaciación e interglaciación y ensayar una agricultura en condiciones gélidas puede ser una buena preparación para que generaciones futuras enfrenten con tecnología ya testeada, la próxima era del hielo. Por otra parte, existe interés en conquistar otros cuerpos helados del Sistema Solar y un asentamiento humano en la Criósfera puede ser un buen experimento para ello.
- Producción: Ciertamente los productos agropecuarios generados en la Criósfera tendrán una cierta rareza, la cual se puede aprovechar para posicionarlos en mercados donde se valoran cualidades organolépticas exóticas.
Por lo tanto, dotar a los asentamientos humanos actualmente y/o potencialmente emplazados en la Criósfera de un sistema agropecuario interno de producción, constituye una invitación posibilista.
Dr. Lucio Cañete Arratia
Editor en Jefe